Vengo observando con preocupación que lo que antes eran unas prácticas más o menos aisladas (circunscritas, sobre todo, a los anuncios clasificados de los periódicos) se extienden ahora por todos los medios, y de una forma mucho más depurada, que a no pocos inducirá a caer en la trampa. Ya no son sólo números de teléfono de tarificación especial -fácilmente identificables-, sino que hablamos de propuestas de empleos de las que NADA -digo bien: NADA- se especifica, empresas que prometen empleo a cambio de la realización -previo pago- de un curso de formación, etc., etc.
Quienes estamos “a pie de obra” en estos temas, y aún podemos controlar nuestra desesperación, llegamos a identificar estas malas prácticas, pero tristemente habrá quien se acabe arrepintiendo por haber proporcionado unos datos personales o desembolsado una cantidad importante de dinero para nada. Y más triste es aún que un movimiento como el del 15-M, que parecía ser de muestra palpable del hartazgo ciudadano, no esté centrando sus propuestas en estos aspectos concretos y, en su lugar, lo haga en otros más abstractos que no todos compartimos.
A todo esto, que sólo he esbozado, habrá que sumar otro tipo de prácticas que, aún institucionalizadas, no son admisibles. Hace un rato veía anunciada una oferta de empleo, para profesor de un “curso del Inem”, en la que no se pedía tener más experiencia de dos años, ni mayor formación que FPII. Ningún requerimiento de idiomas e informática. Y resulta que el curso en cuestión es de unas 700 horas, se requiere Bachiller para poder realizarlo, y cuenta con un programa que haría temblar al opositor más experimentado. ¿Qué clase de broma es ésta? Qué menos que un curso para desempleados lo imparta una persona con cierta estabilidad y experiencia laboral. Si lo hace alguien que está empezando y ha accedido a ese empleo por no encontrar otro, ¿qué impresión se van a llevar los alumnos? La única posible: que el curso se hace porque alguien se lleva una jugosa subvención, se contrata a un “formador” para salir del paso, y al desempleado se le deja totalmente de lado.
Todo ello son formas, más o menos veladas, de hacer el agosto a costa de los parados. Nada extraño en un país que siempre se ha caracterizado por la picaresca, pero a lo que habrá que estar ojo avizor si no queremos ver turbada nuestra justa aspiración a tener un puesto de trabajo.
Nebur
http://coneltrabajonosejuega.blogspot.com
Recordad que podéis participar en el blog para comentarnos que habéis conseguido trabajo pero también para denunciar, criticar, compartir experiencias y tan sólo tenéis que escribir a [email protected]