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Patrimonio, ese susto de los ricos

Dicho y hecho. Este verano me sorprendió escucharle a Warren Buffett regañarle a Obama porque mimaba en exceso a los ricos. Me resultó entrañable este abuelito que apenas ocupa la tercera posición en el último listado que los de Forbes nos pasan por los morros todos los años. Esa en la que nos vienen a decir, “hay gente con mucha pasta y tú no eres una de ellas”. A lo que íbamos: maravilloso Buffett. Porque cuando reclama obtener dinero de los ricos habla de sí mismo. Y eso, reconozcan conmigo, es todo un detalle. No se si conocen la historia. El asunto es que este señor con cara de despistado – que no debe ser tanto, visto el patrimonio que ha logrado reunir- observó con sorpresa que su secretaria pagaba más a hacienda que él. Y ni corto ni perezoso se dirigió a la cúpula, vamos, a su presidente y vino a decirle “eh, que estamos aquí. Sácanos la pasta”. Oye, le han hecho caso.

Buffett es un filántropo en sí mismo, que contribuye generosamente en las iniciativas de su amigo Bill Gates, otro” pobre”. Ha hecho su fortuna bajo dos parámetros aparentemente sencillos: no inviertas en algo que no entiendes y el optimismo es un mal consejero para el inversor. Estoy por hacerle caso. Cuando era niña, ya me llamó la atención la manera en que decían que Onassis había entretejido su fortuna: ahorrando una pequeña moneda por día. No se, no se. Si encuentro algo en algún bolsillo, les juro que empiezo hoy mismo.

Esa medida la han tomado previamente en este país. Cuando una subscribía la teoría lanzada el otro día desde este portal de que en España no debía de haber ricos, me he enterado de que sí, que los hay. Incluído el señor que ha promovido el proyecto. Vaya por delante que a mí me encantaría formar parte de esa lista y que me muero de envidia sabiendo que el dedo acusador de hacienda caerá sobre otros y no sobre mí…Pero una sabe, a pesar del tinte, que hecha la ley hecha la trampa, que existen las sicavs, ciertos asesores fiscales y Suiza. Porque a mí, o me faltan ricos o me sobran urbanizaciones de lujo. Por si les tranquiliza, me consta que casi todos los que enseñaban sus mansiones en cierto programa de televisión lo que necesitaban era venderlas. Yo no soy de esas, me alegro mucho de la buena suerte de los demás, que si los dioses ya han sido pródigos con otros ya quedamos menos con asuntos pendientes para ellos.

Pero, permítanme que aproveche el momento y reclame una revisión a fondo de las leyes fiscales. Que el mundo, mejor repartido nos va a traer más satisfacciones a todos. En pleno sigo XXI aún hay gente que se muere de hambre. ¿A qué llamamos evolución?


María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

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