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Necesito buenas noticias

No saben ustedes la de días, y la de veces al día, que me planteo abrir un nuevo medio de comunicación en el que sólo se den buenas noticias. Y todas ciertas. Trabajo harto complicado inmersos como estamos en una sociedad que apuesta por el morbo e incide con vesania en lo peor de lo malo. Curioso que eso no contribuya a que las páginas de solidaridad de los periódicos – web sean más visitadas. Se ve que nos va la marcha…pero con matices. Como el cuadro blanco que uno de los protagonistas de “Arte” define en el archifamoso texto de Yasmina Reza.

No digo esto porque acabe de “pasar” el 11S de nefastos recuerdos, que ha alimentado un presente de subasta barata y crisis al por mayor. No. Lo digo porque la cotidianeidad a la que me estoy acostumbrando trae porquería a patadas bajo la norma de que, si no, no somos nadie.

Entiendo que un periódico como el que me planteo exige esfuerzos ímprobos. Prueben si no, a eliminar las malas noticias de los diarios y miren a ver que les queda. El deporte que tantas glorias nos aporta últimamente, huele a guano cuando se mira al futbol. La cultura ni siquiera tiene un hueco. La política es un cuento chino y ahora, en etapa pre-electoral, una bazofia cargada de falacias. Nos quedan los ecos de sociedad. Eso es lo malo. Que sólo existen los ecos de sociedad, o de “suciedad”, como pergeñaba un amigo mío. ¿Para qué hace falta el resto? Triunfar ahora significa ser analfabeto, bocazas, malintencionado, cuarto y mitad de patético y algo bipolar. Elementos fundamentales para un menú del día que se vende a precio de restaurante 5 estrellas. Pero todos picamos. Y el que se considere inocente, que tire la primera piedra.

Así que a partir de ahora voy a abrir los periódicos con un rotulador bien gordo que me permita tachar los titulares pesimistas, las mentiras bufas y las premoniciones de riesgo. Me veo sólo con las esquelas, que bien miradas, no traen tanta mala noticia. Morirse es un hecho contrastado que nos llega a todos. Y para lo que tenemos por delante, tal como pintan los oráculos informativos, desaparecer parece el menor de los males. Aún no se porqué lloramos tanto al ser perdido si no es por puro egoísmo. Ahora que lo pienso, otra de mis metas más próximas está en volverme egoísta: he visto que funciona. ¡Y cómo!. Así que vayan haciéndose una lista de deseos posibles, que nunca es tarde. Para muchos, el mundo comenzó un 12 – s. Y, si lo recuerdan bien, no hace tanto de eso.

 

María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

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