Entiendo que si todos seguimos aquí, en torno a este portal que a todos nos acoge, es porque la lotería no se ha dignado mirarnos ni de cerca. No es que me pille de sorpresa, aunque debo reconocer que yo también lo he intentado. Que lo que la crisis no nos da, e incluso nos quita, nos lo aporte el azar, porque bienvenido será, venga de donde venga. Siempre dentro de la legalidad, claro. Que yo soy muy mirada para eso.
El otro día, una amiga me comentaba que ella no jugaba a la lotería jamás. Pero que si les tocaba a los de su entorno, sobre todo de su trabajo, lo celebraba por todo lo alto. Al fin y al cabo, entendía que los iba a perder de vista. Y para ella, eso es como si le tocara el gordo. Aún lo estoy masticando. De hecho, si se lo comento es por tantear en común el asunto…
Pues eso, ya que nos encontramos aquí todos reunidos, concluyamos que lo mejor que nos queda es mirar al 2011 con interés e ilusión. Eso costar, no cuesta nada. Y la voluntad que pongamos a esto ayuda mucho. Sigamos las pautas de los italianos, que se agarran a una curiosa tradición: tirar algo viejo e inútil por la ventana en la noche del 31 de diciembre. Agarremos fuerte los desasosiegos, los pensamientos que nos invitan al derrumbe, abramos las ventanas de par en par y lanzemos tanta mierda al vacío, que ya vale. Y digámonos todas las mañanas, nada más incorporarnos: lo vas a conseguir. Así se empieza.
A mí, los pesimistas me han parecido siempre unos chantajistas, unos tipos turbios que, en el fondo, están encantados de conocerse. Nada, nada. Bastante tenemos. Hace años, en malos momentos de mi vida, dibujé en el espejo del baño una sonrisa con una barra de labios. Por si acaso se me había olvidado que lo que yo no hiciera por mí no lo iban a hacer otros. Y claro, ir con cara de perro por la vida, convengan conmigo, no ayuda.
Pues, ea, a repetir cienes y cienes de veces “lo vas a conseguir”. Que si otros han podido, nosotros también. Ya verán. Cuestión de tiempo, pero a la meta, llegamos.
María Díaz Periodista www.mariadiaz.eu
