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La clave del éxito: seguridad y honorarios

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Se llama Terrence Burns y va de gurú por la vida. Es el señor al que contrató el ayuntamiento de Madrid para que le dieran los Juegos Olímpicos 2020 a Tokio. Un tipo tan seguro de sí mismo que cree que nuestra presentación ante el COI en Argentina fue impecable. El mismo que reconoce sin pudor que la expresión “relaxing cup of café con leche” es un hallazgo, y al mismo que me ha parecido leerle en una entrevista que los españoles hacemos mal con echarle tanta guasa a la vida después del ridículo que hicimos, y que Burns no reconoce, ante el mundo.

Y pienso yo que he aquí a un tipo “comme il faut”. No sólo la caga cobrando una pasta, es que además se muestra impertérrito ante las críticas. Burns sigue absolutamente convencido, o al menos es lo que transmite, de que su trabajo ha sido impecable. Y de ahí no le baja nadie. A lo mejor es lo que les hace falta a todos los parados de este país, que se presentan acobardados a un puesto de trabajo aunque sólo hayan hinchado un mínimo su curriculum. ¡Viva la seguridad en uno mismo!

Estoy convencida de que Terrence, déjenme que le llame por el nombre, porque he leído tanto sobre él en estos días que ya creo que forma parte de mi panda de amigos de todos los viernes, ha cerrado 3 ó 4 contratazos de aupa en la última semana. Y todo por tener una imagen de sí mismo llena de valores. Dice que tiene a sus espaldas 4 JJ.OO. Yo diría que 5, porque los de Tokyo los ha ganado él a pulso. ¡Vamos!.

Pero ya le ven, colgando en twitter fotos con el Príncipe, y presumiendo de conocerse. En estos lares pensaremos que es un chistoso, un tipo con un sentido del humor inigualable, capaz de crear una frase que ha hecho historia y quedará en el zurrón de los chistes hispanos. Y Ana Botella, a la que define como alumna modélica, se lo debió de creer y careció de capacidad de autocrítica. La dejó al pie de los caballos, como una persona que no domina el inglés ante el mundo, lo que no es malo en gente de su generación, si no fuera porque con ese discurso parecía que se lo tomaba a chanza. A mí me pareció “de Berlanga” y tengo la sensación de que ella no está a gusto con el papelón que representó ante el universo. Pero miren, su preparador, el tipo que se lo ha “llevado crudo” por gestionar su ridículo, ese está feliz como una perdiz.

Menos mal que no nos presentamos a los JJ.OO. del 2024, porque son capaces de volver a contratar a este “profesional” y dejarse guiar por él diga lo que diga. Háganme caso: la seguridad en uno mismo y los altos honorarios le dan a cualquiera una pátina de triunfador que a ver si entre chiste y chiste, nos vamos entrenando.


María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

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