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El número de parados de larga duración se ha multiplicado por cinco desde el inicio de la crisis

Bruselas prevé que «en 2012 la destrucción adicional de puestos de trabajo aumentará la presión al alza sobre la tasa de paro, aunque ello se verá limitado por un descenso de la población activa por la considerable salida de trabajadores inmigrantes». Por ello, mantiene su previsión de que la tasa de paro se situará de media en el 20,9%, tal y como anunció en sus previsiones económicas de otoño.

   Debido al débil crecimiento, el empleo caerá en 2012, aunque a un ritmo (-0,4%) inferior al de años anteriores, y sólo empezará a recuperarse en 2013. El nivel de empleo ha caído más de un 10% (2,3 millones de personas) en los últimos tres años y la tasa de ocupación se sitúa en el 61,7%, muy lejos del objetivo del 74% que contempla la estrategia 2020 de la UE.

   El aumento del paro de larga duración se traduce en un incremento de la pobreza y la exclusión social. En 2010, el 25,5% de la población española se encontraba en riesgo de pobreza (2 puntos más que el año anterior), y entre los niños el porcentaje asciende al 30% (4 puntos más). La tasa de personas que viven en hogares donde nadie trabaja se ha duplicado entre 2007 y 2010: para adultos del 6,2% al 12% y para niños del 5,3% al 10,8%.

   También aumenta el porcentaje de trabajadores pobres, desde el 10% en 2006 hasta el 12,7% en 2010, el tercero más alto en toda la UE.

   La Comisión se hace eco de un informe de Manpower según el cual el 81% de los empresarios no prevé hacer ningún cambio de plantilla durante el primer trimestre de 2012, lo que a su juicio «es una buena noticia teniendo en cuenta el incierto clima empresarial». Sólo el 5% pretende contratar a nuevos trabajadores , frente al 13% que planea despidos.

   El Ejecutivo comunitario ha vuelto a atribuir los problemas a la segmentación del mercado laboral español, y en particular a la prohibición de encadenar contratos temporales más allá de dos años (periodo que en agosto de 2011 se amplió a cuatro), plazo tras el cual se tiene que ofrecer al trabajador un contrato indefinido o despedirlo.

   «Esto provoca una continua rotación de trabajadores temporales con la consiguiente pérdida de motivación y acumulación de cualificaciones, y con un efecto potencial sobre el paro de larga duración», afirma el estudio.


    «Esto plantea preocupaciones sobre la calidad del empleo en España, en particular por las menores oportunidades de encontrar empleos indefinidos para los que tienen contratos temporales», prosigue la Comisión. La tasa de temporalidad en España duplica la media comunitaria (25,5% frente al 14,2%) y es la segunda más alta de la UE.

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