Natalia Sanguino es una periodista que en la actualidad trabaja en la agencia de noticias France Press y se ha decidido a publicar su primera novela encarando uno de los problemas más candentes de la actualidad, como el es paro. A través de su personaje, Carolina, nos va narrando infinidad de situaciones que seguramente a los que estamos en esta situación, o hayamos estado, nos sonarán. Eso sí, el enfoque de «Diario de una periodista en paro» pasa por tomarse muchos de esos momentos con sentido del humor. Además no será necesario que seamos periodistas para que nos veamos reflejados en sus páginas o para divertirnos con las anécdotas que cuenta. Junto a esta información, podéis ver el video con la entrevista que hemos realizado en Portalparados a Natalia aunque la resumimos para aquellos que estáis un poco más justos de tiempo:
P: Hola Natalia, se trata de una historia sobre el paro aunque escrita sin acritud, ¿no?
N: Desde luego, no hay acritud en la historia de Carolina pero sí una crítica muy divertida
P: Carolina se enfrenta en este libro a la difícil tarea de encontrar su primer empleo, ¿cómo lo enfrenta?
N: En periodismo, como en otras muchas profesiones, tú haces prácticas y esperas que eso te lleve a algún trabajo. Pero te das cuenta que eso no es así, que tienes ante tí un océano de posibilidades en el que tú no sabes navegar.
P: ¿A quién recomendarías en particular «Diario de una periodista en paro»? ¿Sólo a los que buscan trabajo en esta profesión?
N: No necesariamente. Es un libro dirigido, sobre todo, a aquellos que anden perdidos en su búsqueda de empleo, sean de la profesión que sean. Si están en el paro, yo les aseguro que se divertirán porque se relativiza absolutamente todo. Yo también fui de las que pensé que era la única parada de este país y luego fui descubriendo que eso no era así.
P: Precisamente a la hora de explicar tus percepciones, tú misma has comentado que tu familia se convirtió en una especie de «enemiga»…
N: Uno de los momentos más divertidos de la novela es aquél en el que Carolina cuenta la relación con su madre en esos momentos. Y a mí me ocurrió algo parecido porque la familia trata de ayudarte pero no saben cómo y finalmente, consiguen que te agobies aún más.
P: Eso puede ser hasta normal teniendo en cuenta que en aquella época te convertiste en un «ser insoportable»…
N: Sí, yo lo reconozco. Ya digo que todos mis amigos estaban trabajando y la verdad es que yo tuve rachas muy duras. Llegué a odiar a la gente y a odiarme a mí misma, aunque no sé si la palabra odio es la mas acertada para definir mi situación.
P: ¿Y cómo conseguiste afrontarlo?
N: Con mucho sentido del humor, claro. En primer lugar, tanto en mi caso como en el de Carolina, las dos teníamos claro lo que queríamos, eso es muy importante. No sabíamos cómo conseguirlo pero teníamos fe en nosotras mismas. En este sentido, es muy importante no hundirte cuando alguien te dice que no o te ofrecen cosas absurdas. Sé que és difícil, pero hay que intentarlo con todas tus fuerzas.
P: En «Diario de una periodista en paro» vas contando anécdotas por ejemplo de las entrevistas de trabajo. ¿Cuál ha sido la más surrealista?
N: La más surrealista fue para una revista cristiana en la que me preguntaron si vivía con mi novio o si pretendía casarme por la iglesia. Entiendo que en esa publicación, no quisieran a un «adorador de Satán» pero no me parecen adecuadas las preguntas de tipo personal. Tampoco entiendo mucho preguntas del estilo «¿cuál ha sido el último libro que usted ha leído?». Yo me pregunto qué les aporta eso para conocer a una persona…
Y desde luego la entrevista más absurda que me ofrecieron y que no llegué a realizar fue una convocada por una empresa a través de un portal de empleo. Hablamos por teléfono, me explicaron que tenía que ir a la otra punta de Madrid para participar en una dinámica de grupo. Cuando les pregunté para qué puesto era, me dijeron que era para trabajar gratis. Y claro lo rechacé.
P: Y por supuesto también cuentas las aventuras de Carolina en el INEM, ¿qué se encuentra allí?
N: Sobre todo yo me encontré, y es mi experiencia personal, gente con pocas ganas de ayudar. Les decías que querías encontrar un trabajo de periodista y te contestaban que «bufff….». En todo el tiempo que estuve apuntada allí, sólo me llamaron para una oferta de trabajo. Estuve inscrita para cobrar el paro el tiempo que tenía y para figurar como demandante de empleo, pero no me ayudó demasiado en mi búsqueda
P: Muchas gracias, Natalia por haber compartido este rato y quizás podamos pronto hablar de una segunda parte, ¿no?
N: Podría ser, ya muchos estarán temblando sólo de pensarlo.
Natalia trabajó, mientras esperaba un puesto de periodista, como azafata y en promociones comerciales. Y encabeza su libro con este texto que os reproducimos a continuación:
Querido diario:
Vaya encabezamiento hortera… No pasa nada, que no cunda el pánico. Estar en el paro no es lo peor… ¿no? Es malo, pero no lo peor en absoluto, no. Es más, podría ser peor. Podría verme trabajando por un sueldo de vergüenza haciendo algo para lo que no hacía falta estar cinco vocacionales años en la Facultad… Podría encontrar jefes que no me llegan a la suela de los zapatos y que engolan la voz para decirte «no sirves para esto, bonita». Que no sabes si es peor lo primero o lo segundo… Podría tener amigos cuyo concepto de la amistad es dudoso, y otros tan buenos que dan asco… Podría fijarme en el chico equivocado y él podría ignorarme. Hasta eso podría hacerlo de una manera irresistiblemente atractiva… Podría llegar alguien, calificarme de mileurista con titulitis y quedarse tan ancho y tan simple en su realidad paralela. ¿Mileurista? ¡Para eso debería cobrar algo! Podría dudar hasta de mi color de pelo. De eso mejor no hablamos. Ah, espera, que todo esto es lo que me ha pasado… Insisto, que no cunda el pánico, querido encabezamiento hortera. Sonríe, diviértete.