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Spanish culebrón

Como llevo varias semanas sin escribir- quizá alguno se haya dado cuenta- tengo muchas cosas que contarles. O no. Porque la verdad, las cosas han evolucionado poco en semanas y no se si estamos en el mismo sitio o más atrás. ¡Vaya país!. Los amigos extranjeros que tengo por ahí desperdigados no alcanzan a entenderlo y yo no puedo explicárselo porque me ocurre absolutamente lo mismo. A mi estas cosas de quién la tiene más gorda o quien mea más lejos cuando estamos en juego todos, como ciudadanos, votantes y víctimas, no me hacen ninguna gracia y van contra lo que se espera de nuestros responsables políticos.

Alguien me lo describió ayer con cierta gracia- toda la que pueda tener a estas alturas- como un culebrón. Podría ser: todo se entrevera, se complica, se lía y se acusa. Los unos no apoyan a los otros; los otros no tienen representación para gobernar; aquellos que hablan de que la izquierda es mayoría no consiguen el voto de ese lado y se alían con un partido supuestamente de derechas (es un misterio dónde se ubican algunos nuevos movimientos pero parecen estar más en aquel lado por las pautas económicas que defienden); así que el partido mayoritario de derechas se queda solo (aún  asistimos al gobierno de Rajoy en pacto con Podemos, no se asusten) y el monarca debe andar por los pasillos de palacio abriéndose las venas. Están todos sin novia y con ganas de boda. Y los invitados, hace ya meses que fuimos a arreglarnos para el evento y no vemos el momento de lucir palmito.

Lo que me preocupa es si esto tendrá salida. Porque cada uno se ha instalado en una roca y de ahí no se bajan. Este orgullo mal entendido es una herida difícil de cicatrizar; nos ha dibujado un parlamento en el que, en mi opinión, sólo se libra Alberto Garzón; y nos pone delante a un puñado de tipejos infantiles que no son capaces de dialogar en favor de los beneficios del ciudadano. [Si quieres mejorar tu formación, visita nuestro canal de cursos, másteres y oposiciones]

Iglesias, Pablo, el de ahora, se debe estar frotando las manos pensando que todos lo buscan para gobernar. Pero ha sido tan innecesariamente beligerante que también se ha quedado solo. Me han comentado la otra noche que les empieza a sobrar hasta en su partido y es cierto que ha creado un cisma que tiene mal arreglo entre los suyos.

Rivera, Albert, se lamenta de que el PP le haya cerrado las puertas porque él quiere sumar y le parece que es lo que debiera hacer todo el mundo. Vamos, aquí estamos jugando al parchís y cuando dos fichas se encuentran no hacen equipo si no que se comen y cuentan veinte.

Sánchez, Pedro ha querido intentarlo y no le ha salido la jugada.

Y Rajoy, Mariano, no mueve pieza, renuncia a sus posibilidades pero lamenta que otros jueguen sus  fichas.

Y mientras, los demás, viendo como baja la bolsa, viviendo bajo un gobierno ocasional que no sabe si va o si viene, con una oposición que ídem. Hace años que llevo pidiendo que todos los partidos políticos de este país convengan en equipo una ley de educación que no toquen los sucesivos gobiernos. ¡Voy buena!. Ya hemos comprobado todos de qué materia están hechos nuestro políticos. Y no están hechos , como diría Shakespeare, de la misma materia de los sueños. Porque yo los sueños los tengo claros y a los políticos los veo oscuros, muy oscuros. Normal: este túnel es muy largo y la luz no llega. Lo dicho un culebrón cargado de capítulos que acaban donde empiezan…o más atrás.

 
María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

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