Me dan miedo los lavados de cara. Me parecen ridículos y no deberían resultar efectivos, pero en los tiempos que corren, cualquiera sabe. Las recientes elecciones del 24-M han puesto a bailar a todos los partidos que se saben, si no perdedores, al menos sobre el filo. Aunque todos lo disfracen de ganadores. Conclusión: que todos tiemblan.
Los partidos en la oposición tendrán que pelearse su sitio, pero no pueden ir a peor. Algunos porque no venían, a nivel gubernamental, de ninguna parte. Otros, porque rozaban los mínimos y de ahí ya no creo que bajen. Los mayores temores son para quienes ostentan el poder. Esos sí que sudan. Así que optan por los “lavados de cara” rápidos y baratos. Y penosos.
Rajoy, ese señor que todavía no ha dado la jeta desde que salió elegido, y bien elegido, numéricamente hablando, opta por eliminar de su vida al que posiblemente sea el peor ministro de la historia de la democracia española: José Ignacio Wert. No sólo un mal ejecutor de su cartera sino también un mal educado de aúpa, sobrado y prepotente. Quizá le podía haber quitado ese “rango” la que fuera ministra de Sanidad, pero a esa ya se encargaron de sacarle del juego ante la que se avecinaba.
Total, que ponen a Íñigo Méndez de Vigo y le dejan al cargo de un sector que ha sido insultado, maltratado y desarmado. Se tardarán años en arreglar los estropicios y espero que, pase lo que pase en noviembre, ahora que los partidos se han mostrado tan proclives a pactar, sepan hacerlo para consensuar una ley educativa que no toque nadie, en sucesivos y posteriores gobiernos y que vaya a favor del país y de sus ciudadanos, que les de opciones en vez de quitárselas.
La cosa es que nombran un ministro que ya nace atado de pies y manos porque apenas tiene tiempo de arreglar nada…pero sí de parecer que quiere hacerlo. Supongo que esa es la jugada. Imagino, a ver si me equivoco, que este nuevo prócer anunciará una bajada del I.V.A. cultural en cualquier momento…para ver si cuela. Sería lamentable tener que asistir a que nos vuelvan a tomar por idiotas a los votantes.
Nos ponen durante casi 4 años la cultura y la educación a precio de lujo y ahora se desatarían con un paso atrás que seguro que justificarían con el pobre argumento de que ahora las cosas tienen otro color (verde o azul, según el gusto. Pero no rojo). Como eso ocurra, espero que la sociedad se ponga en la calle para evitar tal insulto. La cultura ni es ni debería ser un lujo y reducir su impuesto de valor añadido, como hacen los países civilizados que democráticamente, nos dan mil vueltas, es de obligado cumplimiento. Pero como la ofensa fue tal, supongo que no pensarán que la memoria se nos va a ir con las retractaciones. Conmigo que no cuenten.
También está lo de los EREs. Pacto cerrado para gobernar, lo más razonable y ahora a poner a Susana Díaz contra las cuerdas cada vez que haga falta, les obliga a mostrarse serios con los imputados en el asunto. Pero, ¡ay, amigo!, el uno se descabalga dándose de baja en el partido antes que soltar el escaño (mira que les gusta el poder) y el otro se hace el remolón por si cuela. Con que se haya puesto en duda su honorabilidad debería de ser suficiente, debió serlo hace tiempo, para ceder los trastos y abandonar los privilegios que ostentar un cargo político, les otorga. Si más tarde se demuestra que son inocentes, entonces que reclamen aquello a lo que tuvieron que renunciar. ¡Pero qué va! ¡Con lo bien que se vive arrimadito al poder!. ¿La dignidad? De eso parece que no queda. Y lo digo por los unos y por los otros.
Bueno, una persona le ha dado sentido esta semana a ese concepto: Irene Villa, víctima lamentable de un terrorismo absurdo. Es capaz de quitar hierro a su dolor para defender a quien fue capaz de hacer bromas con su desgracia. Definitivamente, ha demostrado más categoría que quienes la toman a burla o nos toman a burla a los demás. Chapeau por ella. Sobrevivir a una bomba, y más en sus circunstancias, ya es duro. Convertir ese horror en tu compañero de viaje al que puedes mirar desde arriba me hace quitarme el sombrero con esta gran señora que es capaz de perdonar a quien no dudó en joderle la vida.
María Díaz Periodista www.mariadiaz.eu