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Para entrar a vivir

Cuanto más leo sobre la fuga de “Chapo” Guzmán, más “flipo”. Parece de película de Berlanga, de los Ozores…Estoy segura de que los americanos acabarán produciendo un film con ella. Los detalles del túnel hablan de una construcción más elaborada que el de muchas viviendas de extrarradio, como si se tratara de un encargo a Ferrovial. El dichoso pasadizo dispone de ventilación con tubería de PVC y luz eléctrica – seguro que enganchada a la propia cárcel- más de lo que muchos pueden soñar. Cuando te lo describen les falta añadir la frase “para entrar a vivir”.

 

Además, “apenas” mide 1.500 metros. La obra roza, permítanme la broma, “faraónica” y me hace pensar cuánto tiempo y en qué condiciones se ha “construido”. Me explica alguien cercano a mí que el sello de los cárteles, que no de las cárceles, mexicanos: lujo a todo trapo hasta para escapar. También sostiene un amigo mío que está seguro que el famoso narcotraficante ha salido por la puerta de delante, dando la mano a sus supuestos guardianes. Te ríes porque parece absurdo…como el dichoso túnel.

 

Espero que no lo tapen ni lo cierren. Estoy segura de que algún provecho le pueden sacar vistas las estupendas condiciones de los materiales y la estupenda estructura que los sujeta. Si me apuran, más de una familia de la zona está dispuesta a instalarse en el pasadizo. Da para una urbanización y no tendrá ventanas – o sí, vaya usted a saber- pero no le falta de nada. Y mejorarían sus condiciones de vida, seguro.

 

Ya puestos, deberían incluirlo en las guías turísticas y añadirlo a los encantos de la zona que funcionan como gancho para los visitantes. Oye, si le pueden sacar money. Sobre todo, cuando se supone que a ellos, a los que sean, el túnel se lo han regalado hecho. Y habrá costado una pasta.

 

Es lo que tiene el dinero, que te hace inmune. Cuántas noches habrá dormido Guzmán con la sonrisa en los labios sabiendo que cualquier día tocaban a su ducha para que se abriera camino hacia la libertad. Me da en la nariz que tampoco vivía mal en la cárcel, aunque lo mismo se ha perdido alguna paella familiar y le ha dado rabia. Pues se gasta uno el dinero y se terminó lo que se daba: me haces un agujero por aquí; me lo alicatas;  en bombillas no te cortes; si hay que pulir, se pule, faltaría más, y me lo dejas listo para que yo me asome hecho un pincel al otro lado.

 

Ahora dicen que lo están buscando. No puedo por menos que acordarme de “La vida de Brian” y esa peculiar manera de quitarse de la vista de los romanos. También me he acordado de “Cadena perpetúa”, esa producción en la que Tim Robbins horada un túnel con una cucharilla y mucha paciencia y se marcha a casa que es donde siempre debió de haber estado. No es el caso que nos ocupa. Aquí el dinero es sucio y mata. O te saca de entre rejas por un precio poco “apañao”. Bueno, según se mire, que “la libertad, amigo Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. O las excavadoras. Pero todos la queremos. Algunos, aunque no se la merezcan.

 

María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

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