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Los ricos con los ricos. Los pobres con quien puedan

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), España  es el país en el que más se han marcado las distancias entre clases con la crisis. Lo que ya hemos hablado otras veces: los ricos son más ricos y los pobres son más pobres. Sin paliativos. A los ricos, les gusta serlo, ¡sólo faltaba!, y a los pobres, no se les dan opciones. Luego vienen los políticos y nos cuentan lo bien que nos va…a algunos y se frotan las manos intentando engañarnos con que estamos saliendo de la crisis. Quizá quieren decir que a sus amigos, les va mejor y que, para otros lados, no hay que mirar si quieres ahorrarte disgustos. Pero, claro, les toca a ellos contribuir al equilibrio económico, a la bonanza financiera y a la salud general del país. Pero como ellos están contentos…

Ha tenido que decirlo el Rey allá en México: cuidado, no debemos presumir de estar saliendo de la crisis con las listas de paro con las que convivimos. Vaya, hasta la monarquía se ha dado cuenta. Mientras, los ciudadanos no salgan de su patético y lúgubre universo, mientras los que están más abajo no vean la luz de este túnel, mientras no haya posibilidad de moverse de estatus ( a mejor), eso de presumir nos lo deberíamos ir ahorrando.

La única política válida es la que permite la redistribución de la riqueza, cosa que no parece gustar a nadie de los que disfrutan de ella. Sentirse superior debe ser estupendo…pero conduce al fracaso de la globalidad. Eso es lo que no vemos. Para ello, para llevar a cabo un mejor reparto de lo que tenemos, que a lo que se ve, lo tenemos, hace falta poner en pie una buena política fiscal y prestaciones sociales en sintonía con las necesidades de las clases más desfavorecidas. Vamos, lo contrario de lo que sucede en este país, en el que a las clases bajas y medias se les ha abofeteado con impuestos durísimos y se han dejado en la cuneta los derechos de educación, sanidad y cultura. No parece difícil de llevar a la práctica, pero se ve que no interesa.

Warren Buffet, un señor muy rico al que admiro en sus defensa de los repartos equitativos de los bienes (saltó a los medios hace años reclamando a la administración Obama un endurecimiento de los impuestos para los que más tenían, siendo él uno de ellos) acaba de pasar a ocupar el segundo puesto entre los millonarios del mundo. Ni sospechoso ni tonto. Pero reclamando la redistribución del dinero para alegría de todos. No lo dice uno que va de comunista por la vida, ni un pobre que grita que le ayudemos a tener una vida digna. No, no. Lo dice Buffet, forrado, con ojo para sacar “pasta” de donde no la hay, negociador de alto standing. Lo dice porque hace años se encontró con la desagradable sorpresa de que su secretaria tributaba más que él. Y le pareció injusto. Y un mal negocio. Normal. El que no tiene, no gasta. Y el rico necesita que gasten para aumentar su poder. Pero este americano lo ve. Los que gobiernan, por lo general, no. Y así vamos.

 

María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

 

Quizá algún día, dispongamos en este país de una clase política a la altura de sus ciudadanos. Digo “quizá”, porque por más que miro, no encuentro nada en el horizonte. Pronto empezará un año nuevo. Y ya imagino lo que nos van a ir contando los unos y los otros. O lo bien que nos va o lo mal que lo estamos haciendo. Pero soluciones no pone nadie. O porque no saben, mal, o porque no quieren. ¿Eso es lo que nos merecemos? Quizá sí.

 

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