No quiero ser mal pensado pero mucho me temo que algunos han imaginado en su mente una universidad en la que cursen estudios ciertas élites porque eso de democratizar el conocimiento no resulta conveniente a sus intereses. Si mi tesis fuese cierta, eso de “da igual lo que estudios porque tu futuro está en el desempleo” podría tener una segunda intención maliciosa en la boca de algunos.
Es verdad que el paro juvenil es un problema grave de nuestra sociedad. Tan cierto como que el talento universitario está desaprovechado en España hasta tal punto que muchos deben emigrar para buscarse la vida fuera. Incluso, muchos jóvenes con estudios superiores desempeñan trabajos muy inferiores a aquellos para los que se han preparado o vagan como becarios de una empresa a otra. Hasta ahí creo que podemos tener un consenso amplio.
Ahora bien, los datos nos demuestran que el porcentaje de parados es mayor cuanto menor nivel formativo tienen nuestros jóvenes. Hagamos un ejercicio. Tomemos los datos del INE correspondientes a 2012 entre las personas de 25 a 29 años como ejemplo. La tasa de paro entre aquellos que tienen estudios primarios era del 51%, baja al 31% si alcanzan la secundaria, pasa a un 24% en el caso de titulados universitarios y es del 20% en el caso de los doctorados aunque a esa edad, es difícil que lo hayan acabado.
Si tomamos la referencia entre las personas entre 30 y 34 años, todavía son más sorprendentes los datos porque la tasa de paro de aquellos con estudios primarios es del 51%, del 39,65% los de secundaria pero ya baja al 12% en el caso de los universitarios y del 7,45% cuando tienen un doctorado.
Estas cifras no tienen en cuenta el tipo de trabajos. Si son mejores o peores. Si se adecúan a lo que estudiaron o no. Si son más precarios o menos. Todo esto no lo cuentan los fríos datos. Pero la conclusión es clara: un nivel formativo bajo es un obstáculo para obtener un puesto de trabajo.
Y pongamos el ejemplo al que me refería antes. ¿Quién tiene más posibilidades de encontrar un trabajo en un país europeo? ¿Una persona que acaba una ingeniería y habla varios idiomas u otra que acaba la primaria? Evidentemente, la primera lo tendrá mucho más sencillo hasta para emigrar.
Sin necesidad de hacer las maletas, la formación nos permite tener un acceso a mayor número de oportunidades laborales aunque éstas se alejen de nuestras expectativas. También depende mucho del tipo de Grado universitario que escojamos. Las carreras técnicas ofrecen mejores salidas que las relacionadas con las Humanidades, por citar dos casos distintos.
Otra cosa es que debemos acabar con esa mentalidad contraria a los estudios de Formación Profesional. De hecho, aquí también las tasas de paro son menores a la generalidad de nuestros jóvenes. El caso es que el mercado laboral nos valora más si sabemos hacer algo concreto. No es una cuestión de titulitis. Es una cuestión de competencias y habilidades tanto personales como profesionales.
Por lo tanto, estudiar sí que vale. Formarse no es una garantía de trabajo pero la falta de formación nos aleja del mercado laboral. El esfuerzo se valora en el mercado laboral. Quizás no en la medida que nos gustaría, pero los datos lo demuestran. Esos mensajes que transmiten algunos medios, están basado en tan sólo unos ejemplos pero no recogen toda la realidad.
Javier Peña Portalparados.es