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Entre toros y empleo, división de opiniones

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Reconozco como punto de partida que tengo particular aversión a las corridas de toros. No me voy a extender demasiado en esta opinión porque no es el objeto de esta web ni de esta columna de opinión pero me gusta dejarlo claro cada vez que hablo de eso que algunos llaman fiesta y yo lo pondría otro nombre mucho menos agradable.

 

Dejando a un lado esa opinión personal e intransferible, me daría igual que la opción a votar ofreciese como alternativas a la contratación de personas en situación de desempleo otros apartados de las fiestas, como pueden ser los conciertos musicales o la iluminación de las calles, como se ha planteado en algunos municipios.

 

El caso es que hemos podido comprobar en estas tres localidades varios aspectos interesantes que conviene destacar. El primero es que hay poblaciones que cuando se les plantea que elijan entre pan y circo, prefieren lo segundo, olvidando que posiblemente su vecino de al lado está en una situación difícil que se aliviaría con pequeños gestos como eliminar determinados festejos.

 

Y a este respecto me ha llamado poderosamente la atención alguno de los argumentos, empleados por los partidarios de mantener los toros a costa del sufrimiento de alguno de sus vecinos. Comentaba alguno que 5.000 euros era una cantidad excesivamente pequeña y claro, seguramente no han reparado que hay familias que con menos dinero, sobreviven todo un año en estos momentos de dificultades.

 

Hay quien dijo que los toros son para todo el pueblo mientras que el trabajo sería para unos cuantos. ¡Vaya lumbreras! Claro que sí, el problema es de prioridades. Cuando uno en su casa no tiene dinero para fiestas, se amolda a las circunstancias y limita sus alegrías a aquellas en las que no necesita invertir demasiado dinero.

 

Mira que podrían haber empleado otros motivos para justificar esa decisión. Sin ánimo de darles ideas que ya llegan tarde, podrían haber aludido a que gastar ese dinero en los toros, también estaba propiciando puestos de trabajo, por poner sólo un ejemplo. Pero claro, ni siquiera llegaron a eso porque lo único que les importaba era la juerga, pura y dura.

 

La decisión de dos de las tres localidades de apostar por los toros en lugar de por el empleo, ha trascendido más allá de nuestras fronteras. Muchos medios de comunicación se han hecho eco de esa curiosa decisión. Y eso es lo peor de todo porque encima han confirmado la idea que tienen algunos en Europa y que consiste en que muchos españoles somos más partidarios de la pandereta que de trabajar.

 

Por lo tanto, la decisión de estos ciudadanos cacereños ha provocado un daño considerable a aquellos que necesitaban trabajo pero sin comerlo ni beberlo, han deteriorado aún más la imagen de nuestro país.

 

Las autoridades municipales presumen con este referéndum de espíritu democrático. Y desde luego no les falta razón en un país en el que sólo nos permiten opinar una vez cada cuatro años. Sin embargo, no se debería jugar con el pan de la gente con la excusa de la participación ciudadana. Seguramente habrá otros ámbitos de decisión polémicos en ese ayuntamiento y en otros que no se consultan porque no interesan. ¿Y por qué entonces se preguntó por esto? Seguramente para aliviar conciencias pero poco más.

 

Una lástima que se haya impuesto la insolidaridad en una ocasión única que tuvieron unos humildes ciudadanos para decantarse por todo lo contrario.


Javier Peña
Director Portalparados.es

 

 

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