spot_img

A veces, la suerte cambia y los Reyes Magos aparecen

Hace muy poco os escribimos solicitando un regalito para nuestra hija Victoria, de tres añitos, en realidad os escribíamos sin la más mínima esperanza de que nos hiciérais caso, no suelen pasarnos cosas buenas, nunca hemos ganado sorteos, ni concursos, y la verdad, con tanta gente necesitada por culpa de esta maldita crisis, pensé que vuestros esfuerzos por satisfacer nuestras peticiones quedarían diluidos por el aluvión de emails solicitando ayuda que habréis recibido en estos días.
 
Me gustaría que publicárais esto en vuestra web, para que otras personas como nosotros, que ya habíamos perdido la esperanza, sepan que los reyes magos existen de verdad y que los milagros ocurren y que se producen aunque uno crea que su suerte es la peor del mundo.
 
Os pongo en antecedentes:
 
Yo estoy desempleada desde hace 5 años, estaba bien colocada en una empresa importante, estaba fija y tenía un buen sueldo, pero al decirle a mi jefe que me casaba comenzaron los acosos y el mobbing, lo que me obligó a firmar la baja voluntaria y largarme de aquella empresa por el bien de mi salud, quedándome con ello sin derecho a prestaciones, perdiéndolo absolutamente todo.
 
En el viaje de novios me quedé embarazada, por lo que decidí dejar de buscar trabajo, y dedicarme a mi princesa Victoria. Mi marido entonces estaba trabajando, en una empresa mediana, pero con un sueldo que daba para vivir sin agobios gracias al montón de horas extras que echaba para inflar un poco su nómina.

 
Pasamos relativamente bien los dos primeros añitos de vida de nuestra pequeña bebé hasta que la fatalidad volvió a cruzarse en nuestro camino. Mi suegro, el padre de mi marido, enfermó de cáncer y las cosas empezaron a ponerse muy complicadas.
 
La salud de mi suegro empeoraba a cada día que pasaba y mi marido solicitó a la empresa dejar de echar esas horas extras para poder tener tiempo para ir a visitar a su padre al hospital, la empresa le dejó hacerlo durante una semana, pero tras aquello le volvió a reclamar que él debía echar esas horas extras, que eran obligatorias. Mi marido se negó en rotundo, ya que por aquel entonces mi suegro estaba ingresado en la UCI y el horario de visitas allí es muy estricto, si echaba horas extras no podría ir a ver a su padre que se estaba muriendo.
 
Comenzaron entonces para él las amenazas, los cambios de turno y de horarios injustificados, todo lo que hiciera que mi marido estuviese tan ocupado que no pudiese pasar por el hospital a ver a su padre. Nos pusimos en contacto con CCOO, hablamos con ellos, pero mi marido estaba atado de pies y manos, nos advirtieron que no podía dejar de cumplir esos horarios, que no podía faltar al trabajo porque la empresa iba por las malas y le despedirían sin derecho a reclamar.
 
Al final mi marido tuvo que coger una baja por depresión porque no pudo más, yo les llevaba los partes de baja a los jefes y me miraban como a una traidora, ni buenos días me decían, y antes de que pasaran dos meses le despidieron estando de baja. Nos llegó un bonito burofax a casa un sábado por la mañana. No nos podíamos creer que la empresa, a la que mi marido había dedicado casi 10 años de su vida nos estuviera haciendo aquello y que nos trataran de esa forma tan cruel. Por suerte pudo cobrar la indemnización y agarrarse a la prestación por desempleo que se nos acababa en menos de mes y medio (y ahora después os explicaré esto también).
 
Llevamos casi dos años tirando como buenamente podemos con el paro que le quedó a mi marido, menos de 800 euros, y cogiendo todos los meses de los ahorros de la indemnización que le dieron para llegar a fin de mes, porque siempre nos ha hecho falta de algo más de dinero aparte de esos 800 euros.
 
En estos últimos 4 meses nuestra situación económica ya se había tornado practicamente agónica, tanto que mi suegra lleva meses comprándonos muchas cosas para comer, la carne, la fruta y la verdura, el aceite y la leche para la nena, casi sin ahorros, con los mismos gastos fijos a los que tenemos que sumar que yo estoy embarazada de nuestra segunda niña, casi a punto de dar a luz (salgo de cuentas en febrero) y a mi marido sólo le quedaba un mes y medio de prestación y el 15 de enero tenía que agarrarse al subsidio, un dinero que ayuda, pero que no sería suficiente ni siquiera para pagar los gastos fijos, con lo cual hubiéramos tenido que comenzar a pedir dinero prestado, porque llegar es que ya no hubiéramos llegado a casi nada.

Y entonces ocurrió un milagro, el pasado día 14 de diciembre un antiguo compañero de trabajo de mi marido le llamó para decirle que corriera a llevar su curriculum a una empresa que estaba buscando gente y que les dijera que iba de su parte. Al día siguiente (15 de diciembre) llamaron a mi marido de esa empresa para hacerle la entrevista de trabajo y salió de la entrevista muy contento.
 
Hoy viernes día 16 de diciembre ha pasado la revisión médica de la empresa y ya ha firmado el contrato, le han dado la ropa, sus EPIs y el material que necesita para realizar el trabajo. Pero como todo no puede ser tan bueno, ni tan bonito, resulta que es un trabajo para estar a montones de kilómetros de casa y para venir a vernos sólo cada 15 días, tampoco es que el sueldo sea una maravilla, pero en estos momentos de crisis es lo que toca y debemos sentirnos agradecidos.
 
Y ya por último ocurre el siguiente milagro:
 
Para aliviarnos un poco la penita de que en dos días se marcha lejos de casa a trabajar y que ya no le veremos en varios días, esta mañana ha venido el cartero con el regalito para mi princesa y ¡¡¡¡vaya regalazo!!!!, nunca lo hubiéramos imaginado, muchísimas gracias porque me habéis emocionado de verdad, por la persona de la que viene y por el gran detalle hacia mi pequeña Victoria.
 
He llorado mucho esta mañana de la emoción, de ver que los sueños pueden hacerse realidad, de que al menos durante 3 meses mi marido abandonará las filas del paro y que mi niña tiene un gran rey mago, un ángel que le ha hecho un regalo precioso, que sé que la va a encantar y con el que va a jugar como una loca.
 
Os estaremos eternamente agradecidos, porque gracias a vosotros hemos recobrado las esperanzas, hemos vuelto a creer en los milagros, en los reyes magos, en los ángeles de la guarda que cuidan de mi niña y sé, ahora más que nunca, que esta otra niña que nacerá en breve vendrá, a diferencia de su hermana mayor, con un pan bajo el brazo.
 

Un gran saludo para todos y felices fiestas


Fdo. Una familia que ha vuelto a creer en los milagros

Related Articles

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Déjenos su comentario
Por favor introduzca su nombre aquí

Nuestras RRSS

72,688FansMe gusta
78,973SeguidoresSeguir

últimos artículos

You cannot copy content of this page