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#15M: Claves para desactivar un movimiento ciudadano de protesta

No penséis que estamos dando ideas puesto que ellos bien saben cuáles son las estrategias más efectivas para minimizar el impacto de cualquier protesta que no esté avalada por el propio sistema, a través de sindicatos, partidos o asociaciones “reconocidas”.  Seguramente veréis en alguno de los puntos la explicación a las posturas de muchos estos días o incluso, las que puedan tener en un futuro inmediato:

1ª estrategia. Ningunear al movimiento, ignorar sus actividades, incluso informar de ellas sin darle demasiado bombo, como un acontecimiento marginal.

2ª estrategia. Introducir elementos violentos que provoquen incidentes, de tal forma que aparezcan ante el resto de la sociedad como un movimiento “peligroso” que produce rechazo e incluso miedo en algunos sectores.

3ª estrategia. Si no puedes con ellos, únete. Esta es una de las más viejas. Consiste básicamente en aparentar que simpatizas con las reivindicaciones ciudadanas pero sin ofrecer nada concreto. Enfrentarse dialécticamente a un movimiento ciudadano, sólo provoca un efecto boomerang que aumenta el número de seguidores de cualquier protesta. Por su parte, hacerles creer que formas parte de sus postulados, obliga a algunos a pensar que la movilización no tiene demasiado sentido.

4ª estrategia. Sin enfrentarte abiertamente a ellos, introduce sospechas sobre oscuros intereses de sus organizadores. La figura de una “mano negra” que esté detrás de cualquier movilización, pretende también generar desconfianza en la sociedad. La filosofía es restar “romanticismo” a cualquier actividad que se nos escapa de las manos.

5ª estrategia. Aunque tiene relación con la anterior, señalar con el dedo a los organizadores como personas fuera del sistema,  “antisistema”, etc contribuye al mismo objetivo. En algunos países árabes, incluso se ha llegado a insinuar que Al Qaeda estaba detrás de ellas. Como en occidente eso no puede ser, el equivalente es atribuir esos movimientos ciudadanos a “peligrosas ideas políticas” de extrema izquierda o extrema derecha, según los casos. En democracia, funciona la maniobra de presentar a los otros como incumplidores de las normas de convivencia.

6ª estrategia. El palo y la zanahoria funciona. Equilibrar cuando se usa la fuerza policial es un elemento fundamental para desactivar un movimiento. En ocasiones, interesa sólo “controlar” una concentración para no victimizar a sus convocantes e incluso aparentar libertad. En otras, usar una cierta fuerza hace que los más temerosos no acudan a las convocatorias por lo que pueda pasar.

7ª estrategia. Identifica a los líderes, coquetea con ellos y atráelos. Muchas veces se mantienen contactos con los cabecillas del movimiento para ofrecerles determinadas prebendas. La idea es dejar huérfana a la “masa” porque generará desorientación, incertidumbre y deja sin oxigeno al movimiento.

8ª estrategia. Cuenta Daniel Estulin en un interesante libro sobre el Club Bildeberg que en los años 70, la introducción de una droga, como el LSD, contribuyó a destruir aquel movimiento hippie. Seguramente es de las estrategias más sutiles, nadie tiene pruebas de ello pero demuestra un alto grado de eficacia.

 

Javier Peña
Periodista
Director Portalparados

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