Estos últimos dos años han sido una dura prueba. Una prueba que no se si he superado, un examen que no se si he suspendido, de lo que estoy segura es que quizá sea más fuerte ahora, pero no soy consciente.
He aprendido a no querer volver a pasar por esto. Sólo soy más perseverante, igual la fuerza no se mide por la contundencia en las acciones sino por la determinación por conseguir aquello que se desea. No sé qué pasará a partir de mañana pero sé que, de una forma u otra, seguiré adelante porque tengo confianza absoluta en mí y porque me lo dice el vello erizado de mi piel.
A veces escribo triste, es cierto, a veces estoy triste. Siento tristeza por perder a personas, por perder lugares, energías, por desperdiciar durante muchos días todo lo que sé y todo lo que puedo llegar a hacer.
Sentir tristeza no es ni bueno ni malo, es la señal de que algo no va bien, y que ahora toca ponerse manos a la obra, y recobrar la ilusión para llevar a cabo los retos profesionales y personales que se nos vayan planteando, y optimismo para superarse día a día.
Escuché una frase que viene muy bien para poner en práctica en momentos como estos ‘Si en tu vida lo ves siempre todo negro… es horas de cambiar de gafas.’
Y finalmente, después de graduarme la vista, y el alma… parece que todo vuelve a colocarse poco a poco en su sitio.
En Septiembre comienzo a trabajar, todavía lo estoy asimilando, porque ha sido todo tan rápido que no me ha dado tiempo a reaccionar…
Y aunque suene a tópico, me gusta recordar que la vida siempre sonríe, aunque a veces lo haga de lejos.
Un saludo y mucha suerte ahí fuera!.
^MinervA^
P.D: La podéis seguir en un blog que acaba de estrenar con el título Un buen proyecto
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