Aburrida como estoy del temario político-económico que me asalta cada vez que abro un periódico o atiendo un informativo, he decidido fijarme sólo en una de las facetas que más me interesaría de los mismos si los medios de comunicación se ocupara de ella: la cultura. Y me encuentro con que también andan intentando subvertirla algunos personajes, imagino que aburridos, desde luego equivocados, de la política patria.
En estos días, han ocurrido algunos hechos más que interesantes en nuestro país en ese ámbito. Por un lado, se ha hecho público el descubrimiento, por una casualidad nada inusitada, responde a tiempo de trabajo, una doble de la famosa “Gioconda” de Leonardo Da Vinci. Las teorías están cargadas de misterio y dudas a partes iguales, pero lo que está claro es que este cuadro es diferente: elaborado a la par que el original, y no después, parece que pudiera contener alguna pincelada del maestro. Si indagan, hasta averiguarán que ciertos expertos creen que “La Gioconda” y “La Mona Lisa” son dos cuadros diferentes. Largo de contar. Sea como fuere, visitar el Prado es gratis a partir de las 6 de la tarde y vale la pena acercarse a echarle un ojo al lienzo. Corran: pronto recalará en el Louvre junto a su hermana mayor. A ver si vuelven las dos juntas para acá con la misma armonía.
Por otro, tras años de litigios, el tan traído y llevado tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, más conocido, erróneamente como Odissey, ha llegado a su casa, España. El litigio comenzó en el 2007 y se resolvió en el 2011. Felicitémonos, sobre todo, los que sabemos de la velocidad de la justicia en estos lares.
Hace pocos días leí con absoluta sorpresa que un político de marras adjudicaba ambos éxitos al actual ministro de Cultura, al que ya apodan, por lo que cuentan, en los círculos del ramo como “el jardines”. A mí, Wert, me cae bien, qué quieren que les diga. Pero ni él, ni político alguno, de la derecha, de la izquierda o mediopensionista son responsables de los asuntos que les planteo. Por esa regla de tres, si el anterior presidente del gobierno no adelanta las elecciones ¿el mérito hubiera sido de González-Sinde?. En absoluto. No me politicen la cultura. Por favor. Que bastante tiene. Ambos triunfos son el resultado de años de esfuerzo, llámese estudios o reclamaciones y carecen de color político. Desconozco a quién votan los restauradores del Prado que han llevado a cabo tan importante hallazgo pictórico. Es más, ni me importa. Cada uno con su camino.
Llena de misterio está también la vida de Christopher Marlowe, un personaje de la Inglaterra isabelina de quien se desconoce incluso la fecha exacta de su muerte porque parece ser que se la inventó él mismo. No en vano, en su tumba, aparece 1593 con interrogante. Espía de la época, tanta duda ha convertido a este dramaturgo en una leyenda hasta el punto de que una desarrollada teoría sostiene que es el autor de la asignada como obra inicial de Shakespeare. Otro asunto largo de contar a la par que interesante. A Marlowe se debe, con toda seguridad, “Doctor Fausto”, la primera incursión no germánica en el mito del personaje que vendió su alma al diablo. Ahora pueden ver un montaje muy bien versionado e interpretado en los Teatros del Canal. El actor principal, Oscar Sánchez Zafra es uno de esos artistas cuyo nombre no les sonará especialmente, aunque está dotado de unas innatas condiciones para el oficio por el que apostó. Esa es la gloria de quienes consiguen trabajar en lo que aman, a veces sobre el filo de la navaja: que lo dan todo. Le vi a Zafra en un Cyrano que me conmovió el alma y me volcó las tripas. No quiero decir con esto que el montaje sea redondo, que, lamentablemente, no lo es. Pero que tiene uno a qué agarrarse si decide acercarse a ver qué era capaz de escribir un tipo que se adelantó varios siglos a su tiempo. Y ahora, que venga un político, el que sea, y me tiña de carga alguna el mensaje del británico. Al revés que el Martini de Bond, la cultura agitada pero no mezclada. Por cierto, que la traducción también es incorrecta…
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