spot_img

¿A cuánto está el kilo de locura?

Cuando aún era una niña, la televisión española, la pública, la única que existía entonces, proyectó una película que me impactó y que después he visto repetidas veces. Su título original era “Luz de gas”, aunque por mor de los eruditos del momento aquí se tradujo como “Luz que agoniza”. No me pregunten porqué. Si yo tuviera que responder a todas las dudas que me han ido asaltando en esta vida me hubiera quitado de “en medio” hace mucho. Ni siquiera fui capaz de atender en condiciones las dudas razonables que mis hijos planteaban de chiquillos. Que hay que ver qué cosas preguntan…

A lo que íbamos, que yo me despisto fácil, muy fácil.  En esta historia, una mujer cree volverse loca porque ella, y sólo ella, asiste a la manifestación de fenómenos extraños que nadie más parece ver. No les cuento el final del asunto, porque a mí eso de destripar argumentos me parece una faena y porque estoy más que segura de que ustedes conocen el desenlace.


El título de este texto de Patrick Hamilton dio lugar a un síndrome que se conjugó como “hacer luz de gas” y que define el estado de una persona cuando duda de sus sentidos y capacidad de juicio porque  la realidad no cuadra con los hechos que otros defienden. Pues yo estoy en ese punto. Les explico. Empiezo la semana averiguando que los signos del zodiaco están cojos porque no son 12 ¡si no 13!. Ahora resulta que lo mismo no soy virgo, con lo bien que a mí me ha venido ser virgo. Para jugar con los leos, tontear con los aries y acabar casándome con un tauro…Todo encajaba. Pero ¿y si ahora resulta que todo era mentira? ¡Con la de tiempo que yo he perdido buscando los horóscopos en los periódicos serios y hasta en la televisión! Mi mundo se desmorona. Créanme: se hunde irremisiblemente. Tenía poco a lo que agarrarse y a lo mejor ya ni existe…


Pero ya, para rematar la jugada, leo en un periódico que un kilo ya no es un kilo. Que esto, los tenderos de mi barrio cuando yo era una niña lo tenían clarísimo, pero  yo no. Me da miedo subirme a la balanza sabiendo que ahora tengo más kilos que antes. Si yo, con los que tenía iba más que servida…Y me hallo perdida. Yo se que esto mi maridito lo va a utilizar rápidamente contra mí, porque está a la que salta. Y ya me veo, como la protagonista de la película de Cukor jurando por mi madre que ya no le doy al alcohol…


Ustedes verán, pero si la ortografía que aprendimos ya no vale; el signo del zodíaco no está claro y las unidades de peso carecen de valor estricto, la conclusión es sencilla: hay que dejar de leer la prensa. Que a mí me están haciendo luz de gas…


María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

Related Articles

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Déjenos su comentario
Por favor introduzca su nombre aquí

Nuestras RRSS

72,690FansMe gusta
78,973SeguidoresSeguir

últimos artículos

You cannot copy content of this page