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La vida low cost

Es muy difícil encontrar aspectos positivos en la cifra de desempleo que hay en España pero esta situación ha generado una serie de tendencias que sirven para que las personas que no tienen trabajo no queden apartadas de la vida social y del ocio, dos elementos fundamentales en la sociedad en la que vivimos.

Las redes sociales están facilitando el “trueque” del siglo XXI y se imponen los servicios cooperativos. Las nuevas tecnologías facilitan el acceso a multitud de propuestas gratuitas, no sólo en la red sino también físicas, ya que nos permiten enterarnos de muchas más actividades.

El desempleado no puede ser un parado. La frustración en la búsqueda de empleo –un trabajo en sí mismo- puede conducir al aislamiento o el distanciamiento con las amistades y aquello que nos rodea. Sin embargo, y más hoy en día, este es un error gravísimo.

En los últimos años ha aparecido una nueva palabra (otro préstamo del inglés) que parece que va a definir el futuro laboral de muchos: el “networking”. Este término se aplica a las relaciones personales entre los representantes de distintas empresas con el fin de compartir ideas, bajo la premisa de que esto genera más y mejores ideas.

Los desempleados también necesitan hacer networking y el tiempo de ocio puede ser un buen momento para ello. Quedarse en casa buscando empleo a través de internet es una herramienta necesaria pero también lo es saber qué pasa a nuestro alrededor.

Salir, viajar, aprender cosas nuevas o conocer a gente diferente es tan obligado como contar con un buen CV o carta de presentación. El ocio puede servir como herramienta de networking y además también puede servirnos de formación: el saber ni ocupa lugar ni cuesta mucho dinero.

Muchos pondrán el factor económico como excusa pero lo cierto es que se puede disfrutar del ocio sin tener que gastar demasiado:

Entretenimiento

En la era digital es cada vez más común el acceso a formas de entretenimiento gratuitas. Se puede disfrutar del ocio gratis, con calidad y seguridad, y de una manera responsable.

Si vamos a jugar a algo en un momento de descanso, espera o simplemente por diversión, hagamos que sea un juego que nos enseñe y estimule. El poker, por ejemplo, es una versión moderna del ajedrez. Combina habilidad mental, cálculo y psicología; nos relacionamos con otros jugadores y permite empezar con una inversión mínima, de hecho no es necesario pagar para poder practicar en salas reales.

El arte también es una forma de estímulo intelectual. Hay plataformas para escuchar música online o para poder  ver cine gratis y de manera legal. Blogs, webs de todo tipo, acceso virtual a museos de todo el mundo, etc. Por lo que no van a cobrar nunca es por la curiosidad, así que no hay peligro en usarla.

Aire Libre

El gimnasio es una de las primeras cosas a las que se renuncia cuando no se tiene trabajo. Descubrimos entonces que en los parques y alamedas hay máquinas para hacer ejercicios y que en ningún sitio pone que sólo las puedan usar personas de la tercera edad.

Sucede a menudo con las actividades financiadas municipalmente que pasan desapercibidas. El hecho de ser públicas hace que no necesiten mucha publicidad; están ahí para quien las quiera usar pero no se promocionan. Sin embargo, en todas las ciudades hay espacios de ocio y/o locales para realizar actividades físicas o artísticas que están a disposición de todos y en los que ni siquiera nos fijamos.

Viajar

Este es uno de los sectores que más está viviendo lo que hemos denominado al principio del artículo como “servicios cooperativos”. Hay nuevas formas de negocio, a menudo sin ánimo de lucro, que ponen en contacto oferta y demanda de manera que el trato sea beneficioso para ambos.

Cada vez es más conocido el “Coachsurfing” o “Airbnb”: el intercambio de viviendas o simplemente el alojamiento en casas de particulares para que resulte mucho más barata la estancia en cualquier lugar.

Además, también el transporte se abarata. Se comparten los desplazamientos a través de plataformas  como  Bla Bla Car.

Los más aventureros pueden  utilizar los servicios de páginas como HelpX, en las que se puede encontrar alojamiento por todo el mundo a cambio de algunas horas de trabajo. Eso sí, hay que tener en cuenta que los desempleados deben notificar al SEPE los viajes al extranjero para poder ser autorizados y no perder la prestación. Hay un permiso de hasta 15 días de ausencia al año.

 

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