El objetivo del Canòdrom Parc d’Investigació Creativa es convertirse en un ecosistema de referencia en torno a la cultura digital en Barcelona -un sector económico creciente en la ciudad- y la empresa que lo gestiona es Incubio -nacida en 2011 en Sillicon Valley y reconocida como la sexta incubadora mundial-.
Asens ha asegurado que el consistorio quiere que el Canòdrom se convierta en un “vivero cultural y tecnológico” para toda la ciudad, y un punto de encuentro entre el talento creativo y las oportunidades laborales con la doble motivación de ser polo de atracción de talento y facilitar que los creadores locales no se vayan. [Solicita información sobre cursos para gestionar empresas]
El estreno de este espacio, catalogado como patrimonio, pone punto y final a un lento proceso de transformación lleno de contratiempos. El proyecto inicial del consistorio era destinarlo a centro de arte contemporáneo, uso que causó una gran polémica en enero de 2012 al trascender que su director, el suizo Moritz Küng, cobraba un sueldo de 5.500 euros mensuales pese a que no podía ejercer la mayoría de sus funciones porque el equipamiento todavía no estaba remodelado ni en funcionamiento.
La principal causa de la lentitud en la rehabilitación era el desacuerdo entre el consistorio barcelonés y la consellería de Cultura de la Generalitat, que prefería ubicar el museo en la nave principal de la Fabra i Coats, mucho más grande y donde finalmente se inauguró en octubre de 2012. El cambio de ubicación dejó en stand by el edificio de Meridiana, que requería de una segunda partida presupuestaria para completar el acondicionamiento interior. [Si quieres mejorar tu formación, visita además nuestro canal de cursos, másteres y oposiciones]