Según los datos de Estadística, 1.262.000 personas en edad laboral tienen un certificado de discapacidad en España, lo que representa el 4,11% de la población activa.
Un reciente informe del Ministerio de Empleo y Seguridad Social daba la voz de alerta: la crisis y el paro están haciendo especial mella en este colectivo. El año 2012 se cerró con 131.514 personas con discapacidad en paro, un 2,71% del total de desempleados de nuestro país.
De las personas discapacitadas en desempleo, el 60% es de larga duración, es decir, lleva más de un año en el paro. La mayoría de estos parados de larga duración son hombres con una discapacidad física, aunque el perfil del parado con discapacidad es el de una mujer que no ha alcanzado la titulación en Educación Secundaria Obligatoria.
Más paro, más vulnerabilidad
Los que habéis leído son algunos de los últimos datos disponibles sobre discapacidad en España. Estadísticas, escasas y poco actualizadas, nos dice Virginia Carcedo, secretaria general de FSC Inserta, la empresa de la Fundación ONCE especializada en la inserción laboral de las personas con discapacidad.
Seguimos con datos. Por ley, la Administración y las empresas con más de 50 trabajadores deben cumplir una cuota de contratación de discapacitados del 2%. Y se cumple. Así lo ha asegurado Virgina Carcedo a Portalparados. El problema, nos dice, no es tanto el cumplimiento de la cuota, como la necesidad de extenderla a las pequeñas y medianas empresas, las que articulan nuestro tejido industrial.
Aquí, advierte, no hay obligación de contratar a personas con discapacidad y sus puertas, por lo tanto, se cierran en la mayoría de los casos para este colectivo. Carcedo reclama además a la Administración “claúsulas sociales, más imaginación y más innovación” a favor del colectivo.
Para la secretaria general de FSC Inserta, la elevada tasa de desempleo no es el único problema. Hay otro muy grave: en este colectivo, el número de jóvenes con discapacidad que busca empleo es mucho menor comparado con el resto. ¿Por qué? Carcedo nos contesta que “en muchas ocasiones se trata de personas con escasa formación, que finalizan sus estudios más tarde por su discapacidad, con menos oportunidades, que se dan por vencidos, se desactivan y buscan cobijo en la familia”.
“Mucho se habla de la fuga de cerebros en España, pero hay que denunciar también que no se tiene en cuenta al colectivo de discapacitados, un porcentaje muy importante de la población española”, sentencia la responsable de FSC Inserta.
Empleo para discapacitados: no es un gasto, es una inversión
Gastar en la integración laboral de personas con discapacidad es una inversión rentable. Es lo que asegura a Portalparados Javier Font, presidente de FAMMA, la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid. “El gasto no lo es, es una inversión. De cada 100 euros invertidos en la contratacion de personas discapacitadas, se retornan 209”, asegura.
Font denuncia que en estos años de crisis, la Administración ha contribuido a generar un círculo de exclusión para las personas con discapacidad, porque han desaparecido muchas ayudas necesarias para la integración social y laboral de estos ciudadanos, y porque se ha paralizado la contratación en la función pública.
El presidente de FAMMA y CERMI Madrid reclama la puesta en marcha de un Plan de Empleo específico para personas con discapacidad porque “la Administración debe ponerse las pilas y reaccionar”. Font asegura que son necesarias políticas de empleo programas de formación y de readaptación laboral específicos.
Dónde trabajan las personas con discapacidad
De momento, la realidad constata que las personas con discapacidad encuentran empleo, sobre todo, en ocupaciones elementales, como personal de limpieza, doméstico o peones (el 21% de los ocupados). Otro gran grupo, según Virginia Carcedo, es el de los trabajadores en servicios de restauración, personales, de protección y ventas (19,4% de los ocupados). Con formación universitaria, las ocupaciones más habituales son contables y administrativas (un 17,4% de los ocupados).
Según un reciente informe de Ranstad , las autonomías con mayor volumen de contrataciones de personas con discapacidad son Andalucía, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana. En estas comunidades la tasa de movilidad de estos trabajadores se sitúa a medio punto porcentual de la media nacional que se encuentra en el 6,4%. Este estudio titulado “La movilidad regional de los trabajadores con discapacidad” revela que de las personas con discapacidad ocupadas en España, casi 10.000 han tenido que cambiar de región para incorporarse al mercado laboral.
En 1985 nacieron los llamados Centros Especiales de Empleo (CEE) con el objetivo fundamental de la integración laboral y social de las personas con discapacidad. Para ser considerada Centro Especial de Empleo, la empresa debe contar en su plantilla con un mínimo del 70% de trabajadores con discapacidad.
Tanto Virginia Carcedo como Javier Font han elogiado a estos centros como una magnífica fórmula a promocionar por la Administración. La secretaria general de FSC Inserta nos asegura que se ha demostrado que el orgullo de pertenencia entre los trabajadores de una empresa mejora cuando en la plantilla hay compañeros con discapacidad. Ver cómo estas personas superan sus limitaciones nos estimula en el trabajo.
Los rostros del paro
Esta semana se han podido ver en Madrid muchos de los rostros, casi siempre anónimos, del desempleo entre personas con discapacidad. Se han dado cita en la VII Feria de Empleo para personas con Discapacidad de la Comunidad de Madrid. Dicen las previsiones oficiales que este foro habrá servido para materializar en dos días unos 300 contratos.
Toñi Gómez ha sido una de las visitantes de esta Feria. Es administrativa y lleva en el paro casi cuatro años. En este tiempo sólo ha hecho unas suplencias en el servicio de limpieza.
Tiene 56 años y una minusvalía psíquica del 66% a raíz de un accidente. “No sé si es por la edad o por la minusvalía, pero el caso es que en cuanto lo digo no me vuelven a llamar”, nos cuenta. Toñi no cuenta ni con ayudas ni con prestaciones por desempleo. Se han acabado ya, “pero la hipoteca hay que seguir pagándola” nos dice con resignación.
Vive gracias a los ingresos de su marido y pese a todo no pierde la esperanza de encontrar empleo: “me paso las mañanas y las tardes enteras echando currículos”.
Alejandro Santos tiene 64 años y una discapacidad del 38% por un accidente vascular. Lleva dos años en paro tras una vida entera dedicada al trabajo. Empezó a los diez años y ha hecho de todo : ha sido camarero, oficial de construcción, empleado de lavandería, limpiador…Alejandro asegura que puede hacer cualquier trabajo que no requiera un gran esfuerzo físico y aunque a veces se deprime, nos cuenta, no pierde al ánimo. Mientras, escribe poesía para ocupar su tiempo. Este año no ha ido a la Feria de Empleo. Dice que ha estado en anteriores ediciones y que no le han servido para encontrar trabajo.
Toñi y Alejandro son sólo dos de los rostros del paro entre las personas con discapacidad, a quienes la falta de empleo hace aún más vulnerables. Estar en el paro, en muchos casos durante largo tiempo, aumenta el sentimiento de exclusión. Tienen más dificultades para encontrar trabajo y para ponerse en valor.
Por eso las organizaciones que cada día trabajan por la integración laboral y social de este colectivo, piden a todos, Administración y Empresas que busquen juntos soluciones, fórmulas para generar empleo para las personas con discapacidad.