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Perdones y patadas

Todo empieza por “p” pero ese no es dato. Aunque hay perdones que suenan a patada. O a pataleta. Admirable que un ex-jefe de estado de peso, aún ahora que ya no ocupa el puesto, decida admitir un error. El problema es que lo admite a medias, con la boca pequeña. Asegura que se equivocó…porque le engañaron, porque le dieron una información errónea. Vamos, que tomó la decisión que tomó porque los informes que manejaba le indicaban que había mucho peligro en Irak y pensó que a bombazo limpio, matando a civiles a porrillo, se solucionaba el asunto.

 

Curioso. Lo primero porque los informes venían de una oficina que estaba a su cargo. Vamos, que él era el jefe. Estuvo muy tonto porque le engañaron los suyos. Vaya. Segundo, porque había constatación de fuentes solventes de que las armas de destrucción masiva no existían. Al menos allí. Y tercero porque pedir perdón echando la culpa a otros no es pedir perdón. Es hacer amigos por si acaso bajo el lema de “no soy responsable”. Con lo bien que iba…Admite el error e incluye la culpa y me quito la gorra. Pero se ve que todo no podía ir en el lote.

 

Estoy convencida, aunque no pueda demostrarlo, que a los 3 de la famosa foto, les daba lo mismo que hubiera armas o no en Irak. Les sobraba el sátrapa que gobernaba porque el país se pintaba jugoso. Claro que, como admite Blair ahora (insisto, “ahora”), nunca se imaginó la deriva que aquello iba a tomar. No han podido meter mano, y supongo que eso fastidia. Tanto ruido, tanto dinero, tanta desgracia y tanta sordera para nada.

Con todo, el antiguo dirigente no lamenta la muerta de Sadam Hussein. No llevaban camino de ser amigos y cierto es que éste no era un mandatario con un sentido fino de la democracia. ¡Qué digo fino! Sin sentido de la democracia. Pero decidimos hacer daño a su pueblo para hacerle pupa a él. Y, efectivamente, somos responsables de lo que allí ocurre hoy en día.

 

Sin embargo, uno que no pide perdón ni en ese estilo es Rossi, un piloto de motos que, hasta ayer, me resultaba verdaderamente simpático. Un tipo llano que parecía llamar “pan” al pan y “vino” al vino. Pero ahora niega la mayor aunque las cámaras le delaten y practica el juego sucio para defender un título. Reconozco que Márquez era una mosca cojonera encima de él. Pero así es el juego. Rossi prefirió reducir la marcha, esperar el momento y calzar una patada a su enemigo. Mal. Aunque si después hubiera reconocido lo evidente, oye, se le perdona. Por lo menos yo. Que uno es humano y se juega mucho. Así que entiendo que caiga en lo que no debería en un momento dado.

 

Valentino no lo admite. Si Marc Márquez se cayó no fue con su intervención. Pura desgracia, mala suerte. Oportuna para él y mala para el español. ¡Vaya!

Conclusión: mal el reconocimiento de un error que no suena a tal, pero mejor que el no reconocimiento de una falta. No aciertan nunca, pero fallan en distintos estilos. Esto es como la natación, que admite muchas maneras de cruzarse una piscina…Sólo que aquí no funciona ninguna. Eso sí, lo de ver a un señor poderoso haciendo que pide perdón ya es un paso. Pero me temo que se ha quedado solo. En esa foto había otros dos que apretaron el botón junto a Blair y parecen desaparecidos…con lo que les gusta hablar ahora ni están ni se les espera.

 

María Díaz
Periodista
www.mariadiaz.eu

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