El Periódico de Catalunya publica un reportaje en el que asegura que en el mercado del núcleo de Cal Rosal (municipio de Olvan), situado junto a la C-16 y donde se reúnen más puestos, dan fe de ello. «Este año me viene mucha gente nueva, sobre todo jóvenes sin trabajo», explica una vendedora, Aurora Guix. Los últimos días se ha visto desbordada por los proveedores, tanto antiguos como nuevos. «El viernes fueron 50», dice. Otra comerciante lo confirma: «Llegan hasta rumaneses. Y, claro, si las setas son buenas, las compro». Ramon Romera, otro vendedor, explica que la mayoría de buscadores «vienen el fin de semana porque creen que así se les pagará más».
Todos explican que abonan entre 12 y 18 euros el kilo, dependiendo del tipo de seta, y que las venden por unos cuantos euros más. En el mercado, por ejemplo, se encuentran níscalos a 20 euros. A pesar de la crisis, los precios no han bajado porque la temporada acaba de iniciarse y la abundancia de setas no se espera hasta octubre.
Son muchos los boletaires aficionados que, no obstante, ya se han plantado en el Pirineo y otros tantos los que se marchan con la cesta casi vacía. La invasión ha aumentado con el puente de la Mercè, que ha traído miles de barceloneses al Berguedà. Ayer mismo, una de las zonas más frecuentadas, los Rasos de Peguera, parecía «la Rambla de Barcelona», según los propios buscadores. En la carretera había coches aparcados en varios tramos y el párking de los Rasos estaba lleno.
Por cierto que conviene recordar que a la hora de recoger setas, hay que tener conocimientos básicos para evitar aquellas que son venenosas.