Parece que no habrá mucha dificultad para que los agentes sociales se pongan de acuerdo en esta medida que, sin embargo, los expertos nos aseguran que no es tan novedosa como algunos nos quieren hacer creer. En todo caso, y según recoge hoy el diario Expansión, le medida podría haber sido eficaz de haberse impulsado hace año y medio cuando los efectos de la crisis aún no habían provocado una destrucción de empleo como la actual.
Ya en este contexto, el abogado Juan Antonio Sagardoy asegura en ese diario económico que «en España, en el campo laboral se cultiva la cultura de la muerte antes que la de la cirugía. La gente acepta mejor la indemnización por despido a que le cambien las condiciones laborales». En ello coincide Fermín Guardiola, de Baker&McKenzie. «El problema que tenemos es que es muy complejo y complicado cambiar las condiciones laborales».
A este cúmulo de inconvenientes para la aplicación en España del también llamado contrato alemán, Marta Alamán y Mar Vidal, de Landwell-PWC, añaden que «el modelo que tenemos en España es muy lento. Necesitas dos o tres meses para negociarlo con los sindicatos y obtener la autorización administrativa».
Sin embargo, en España, ya existe algo parecido al modelo alemán: los ERE de reducción temporal de jornada, que hasta agosto, han afectado a 16.000 empleados, sólo el 4% del total de trabajadores que han sufrido un ERE en 2009. Estos empleados recortan su jornada laboral y su sueldo y tienen derecho a cobrar la prestación por desempleo en proporción a las horas que dejan de trabajar.
Sin embargo, la legislación es bastante restrictiva. En primer lugar, sólo en el marco de un ERE las empresas pueden aplicar esta medida, lo que en la práctica supone cerrar la puerta a las pymes, las principales destructoras de empleo. Además, la reducción de jornada debe ser, como mínimo del 33%, acompañada de una reducción salarial equivalente. Por otra parte, como recordó el secretario general de UGT, Cándido Méndez, el peso del sector industrial en la economía alemana es mucho mayor que en España.
El más entusiasta con la idea es el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, que calculó que la aplicación del modelo germano en España salvaría 450.000 empleos. CC OO propondrá en la mesa de negociación que la posibilidad de acogerse a una reducción de jornada con compensaciones públicas por la pérdida de poder adquisitivo no se limite sólo a los ERE. Además, pedirán que el modelo se financie con partidas independientes a la Seguridad Social. Así, los empleados beneficiados no verían reducida la duración de la prestación por desempleo a la que tienen derecho.