El mundo de ahí fuera, el de los planetas y las galaxias me ha provocado siempre una terrible desazón. Cómo será que de un tiempo a esta parte empiezo a pensar que el hombre no ha llegado realmente a la luna y, doy por hecho, que aquel acontecimiento de 1969 no pudo ser retransmitido en directo. Imposible. La técnica televisiva de ahora lo tendría realmente difícil, cómo para conseguirlo en aquellos tiempos. Por muy en blanco y negro que me lo pongan.
También soy de las que creen que con tanto universo por descubrir lo suyo sería que hubiera vida allende nuestro planeta. Lo contrario me parece egoísta. Algo deben saber en la NASA cuando han tomado la decisión de reunirse con los guionistas de Hollywood para recomendarles que peguen un giro en sus planteamientos y empiecen a ofrecernos productos cinematográficos en los que se aporte mejor imagen de los alienígenas. Esto quiere decir que alguna información manejan que les tiene seriamente preocupados. Me parece una idea excelente ésta de ampliar nuestras relaciones diplomáticas por la galaxia, a ver si va a ser que los marcianos no acaban de manifestarse adecuadamente porque están mosqueados con los humanos que, salvo en “E.T.”, les hemos dibujado siempre como unos seres malignos si no torpes. Que a nadie nos gustaría que fueran contando eso de nosotros.
Pero luego escucho a quienes se han reunido en el Congreso Mundial de Familias y me pregunto si la NASA no tendría más materia aquí, sin cruzar las lindes del espacio. Porque que una serie de personas aún crean que la homosexualidad es una enfermad o un delito, que descarten la posibilidad de avance a través de los estudios de embriones, que no conciban más esquema de familia que el formado por “papá”, “mamá” y, a ser posible, “muchos hijos” y, que para más ende, alaben la figura de un obispo que ha sido repudiado hasta por su propio pueblo por su carácter soberbio y poco conciliador…eso sí que me descoloca. Algo tenemos que estar haciendo muy mal los humanos si las hordas que siguen al primer tipo que estableció la caridad cristiana como norma se han alejado tanto de ella por arrimarse a él. O a los que en su nombre utilizan la religión como antídoto contra el desarrollo, el bienestar y hasta la humanidad. Malos momentos para la lírica cuando hasta la prosa empieza a oler a estiércol.
Así que estoy por apearme del mundo, porque me disgustan tremendamente quienes manejan sus riendas. No quieren solventar responsabilidades en Bankia, que es tema tan grave que puede hundirnos pero a la vez tan fútil que no merece explicación alguna. “Te hemos arruinado pero sin excusas, parecen decir, que no estamos para perder el tiempo”. Total, no parece que sus bolsillos hayan salido mal parados del asunto. Que pregunten en alto a ver cuántos levantamos la mano para pedir explicaciones. Ni entiendo que un magistrado puesto en duda por gastar dineros de todos en sus caros viajes a Marbella decida no explicarse. Pero, ¿qué pasa aquí? ¿Tenemos que pagar los ciudadanos los dispendios de los poderosos y quedarnos callados? ¿Es que no va a pasar nada? Por favor, que corran en Hollywood a estrenar esas películas con la imagen pulcra de los habitantes de otros mundos, que quiero viajar muy lejos. Y pronto. Este mundo que me rodea cada vez me da más asco.
María Díaz Periodista www.mariadiaz.eu
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