En su cesta de navidad, una de las más grandes de las sorteadas en España hasta la fecha, no hay jamones ni polvorones. Hay el pago de tres años de hipoteca o alquiler, gastos de estudios y alimentación, un coche, una moto, viajes para el Mundial de Brasil o un fin de año en Nueva York, un año de entrada gratuita al cine, una suscripción a Canal Plus, productos de Apple y PlayStation y hasta un puesto de trabajo. Como lo oyen, ahora el trabajo no es un derecho recogido en la Constitución. Es un premio que te toca o no en una cesta de Navidad.
El caso es que los jóvenes catalanes que han tenido la idea la defienden asegurando que en su cesta han incluido todo aquello que más puede desear una persona en nuestro país, en estos tiempos de crisis. Y claro, un trabajo no podía faltar.
La polémica iniciativa se ofrece en el Centro Comercial Diagonal Mar, en Barcelona. Sus clientes pueden acceder a la cesta de Navidad valorada en más de 110.000 euros (más el trabajo, de valor incalculable) comprando papeletas a 5 euros. Ganará la particular cesta quien haya comprado el boleto con el número que coincida en sus últimas cinco cifras con el primer premio del Sorteo del Niño, el próximo 5 de enero.
No es la primera vez que se rifa un empleo en nuestro país. Una de las últimas iniciativas similares se ha producido en Valladolid, donde la supuesta Federación de Béisbol de Castilla y León sortea mediante la venta de papeletas un contrato de trabajo a tiempo completo, con alta en la seguridad social y seis meses de duración, prorrogable.
Según el gobierno de Castilla y León y la Policía, las papeletas no son legales porque ni se puede rifar un trabajo, ni se han pagado las tasas para realizar el sorteo ni la supuesta Federación de Béisbol existe.
Entonces, ¿es legal o no rifar un trabajo? En el caso de Valladolid, la Consejería de Presidencia lo tiene claro: un puesto de trabajo no se puede sortear. ¿Pensará lo mismo el gobierno catalán en relación con la iniciativa de Barcelona?. Por lo pronto, la venta de boletos continúa.
